Para quien no lo conozca, el Quilmes rock es un festival musical organizado anualmente por el grupo empresario Pop art e intenta aunar en cada fecha un estilo propio, intento fallido salvo raras excepciones. La fecha que concurrí este año fue la del Metal, la cual estaba compuesta por (en orden de aparición) Carajo, Black Label Society, Rata blanca, Korn y Ozzy Osbourne.
Una de las primeras y más sobresalientes características del evento, es la maravillosa organización, la cual fecha a fecha, año a año se esfuerza por tratar de lograr un caos total y que se “cromañonice” el evento. Para luego, al igual que en el fútbol, poder pedir más seguridad y , así bueno… negocios. Pero no, el público en un acto de ridícula pasividad o una sumisa aceptación sigue fecha a fecha demostrando que hacer 2 horas de cola para entrar o salir del recital no es algo que los incomode.
Volvamos al evento. En el ambiente se respiraba metal, largas cabelleras por doquier, se divisaban tachas, vorcegos, cortes mohicanos, caras de odio y el negro… el color de la noche, el color de la maldad, de la disconformidad, de la bronca, no se podía ingresar al estadio salvo que se tuviera una remera negra, o por el contrario, tener cara de estar muy enojado. Ahí ya se podía entrar.
Una vez dentro, debido a la maravillosa organización, me perdí Carajo (….) y Black Label society. Afortunado este comensal que llegó justo para el comienzo de la gran banda gran del heavy nacional, Rata Blanca. El recital fue muy borroso, entre el largo flequillo nuevo del Barilari y el velludo pecho de giardino, la música pasó a un tercer plano, el segundo era una ola espesa de chiflidos e insultos que referían a las preferencias sexuales de la banda. El recital en sí demostró a un grupo con mucha experiencia y mucho virtuosismo haciendo música muy fea y monótona, una lástima.
Luego de esto, vino uno de los picos de la noche. En una situación de total desconcierto, finalizada la Rata, se escucha el Riff de Despiértate nena de Pescado Rabioso. Llego a divisar un cartel grande del nombre de la banda en una de las pantallas. Con lo que inmediatamente me emocioné e intenté aproximarme empujando metaleros hacia el escenario (misión adrenalinica si las hay). Todo esto para mirar la fea, más que fea cara de carca.
Situación shockeante, 40000 monos, mas tirando a gorilas, esperando al padre y Dios del heavy metal y aparece carca (de sorpresa)… jajajaj. Por un momento me asusté, luego al ver que era un blanco cantante, blanco de a cualquier tipo de elemento que se encontrara en el piso, me dio más lástima que otra cosa. Y luego se llevó mi respeto en dos frases:
-frase numero uno: contexto: segundo tema, la lluvia de insultos y botellas aumentaba, el tema tocado era de la banda manal.
Acto: “ustedes vienen a ver a korn?, esos no nos dejaron fumar un porro en el camerino, no sean tan caretas como ellos” y comenzó a tocar rutas argentinas de almendra
-frase dos: contexto, lluvia de insultos aun mayor, proyectiles de todo tipo volando por los aires.
Acto: despidiéndose, los mira con una sonrisa sobradora y les dice:” nice to meet you”
Genial.
Luego de esto, vinieron “los caretas de korn”, que demostraron no serlo en absoluto, dando un set de varios temas de los primeros discos como esperaba la gente y algunos nuevos, por cuestiones obvias. La gente, sorprendentemente, respondió más que bien a la banda. La misma en ningun momento entró en demagogias propias de toda banda que no viene en muchos años, o no vino nunca. Siendo totalmente profesionales y dando un show demoledor.
Una vez finalizada la nueva escuela del metal, entró el pionero, amo y Dios del metal, iniciador del formato “reality lastimoso”. El Ozzy. En dos horas de emocionante y nostálgico heavy metal repasó sus altos picos con su ex banda black sabath (eterna deuda: Perry mason) como Iron man, War pigs, y el brutal cierre de Paranoid. También realizó temas solista como baladas nuevas y viejas, hecho que demostró que los metaleros que toman nafta antes de ingresar y golpean al que sea distinto a ellos tambien tienen su costado romantico y sentimental, un descubrimiento que se equipara al de la penicilina.
Una de las primeras y más sobresalientes características del evento, es la maravillosa organización, la cual fecha a fecha, año a año se esfuerza por tratar de lograr un caos total y que se “cromañonice” el evento. Para luego, al igual que en el fútbol, poder pedir más seguridad y , así bueno… negocios. Pero no, el público en un acto de ridícula pasividad o una sumisa aceptación sigue fecha a fecha demostrando que hacer 2 horas de cola para entrar o salir del recital no es algo que los incomode.
Volvamos al evento. En el ambiente se respiraba metal, largas cabelleras por doquier, se divisaban tachas, vorcegos, cortes mohicanos, caras de odio y el negro… el color de la noche, el color de la maldad, de la disconformidad, de la bronca, no se podía ingresar al estadio salvo que se tuviera una remera negra, o por el contrario, tener cara de estar muy enojado. Ahí ya se podía entrar.
Una vez dentro, debido a la maravillosa organización, me perdí Carajo (….) y Black Label society. Afortunado este comensal que llegó justo para el comienzo de la gran banda gran del heavy nacional, Rata Blanca. El recital fue muy borroso, entre el largo flequillo nuevo del Barilari y el velludo pecho de giardino, la música pasó a un tercer plano, el segundo era una ola espesa de chiflidos e insultos que referían a las preferencias sexuales de la banda. El recital en sí demostró a un grupo con mucha experiencia y mucho virtuosismo haciendo música muy fea y monótona, una lástima.
Luego de esto, vino uno de los picos de la noche. En una situación de total desconcierto, finalizada la Rata, se escucha el Riff de Despiértate nena de Pescado Rabioso. Llego a divisar un cartel grande del nombre de la banda en una de las pantallas. Con lo que inmediatamente me emocioné e intenté aproximarme empujando metaleros hacia el escenario (misión adrenalinica si las hay). Todo esto para mirar la fea, más que fea cara de carca.
Situación shockeante, 40000 monos, mas tirando a gorilas, esperando al padre y Dios del heavy metal y aparece carca (de sorpresa)… jajajaj. Por un momento me asusté, luego al ver que era un blanco cantante, blanco de a cualquier tipo de elemento que se encontrara en el piso, me dio más lástima que otra cosa. Y luego se llevó mi respeto en dos frases:
-frase numero uno: contexto: segundo tema, la lluvia de insultos y botellas aumentaba, el tema tocado era de la banda manal.
Acto: “ustedes vienen a ver a korn?, esos no nos dejaron fumar un porro en el camerino, no sean tan caretas como ellos” y comenzó a tocar rutas argentinas de almendra
-frase dos: contexto, lluvia de insultos aun mayor, proyectiles de todo tipo volando por los aires.
Acto: despidiéndose, los mira con una sonrisa sobradora y les dice:” nice to meet you”
Genial.
Luego de esto, vinieron “los caretas de korn”, que demostraron no serlo en absoluto, dando un set de varios temas de los primeros discos como esperaba la gente y algunos nuevos, por cuestiones obvias. La gente, sorprendentemente, respondió más que bien a la banda. La misma en ningun momento entró en demagogias propias de toda banda que no viene en muchos años, o no vino nunca. Siendo totalmente profesionales y dando un show demoledor.
Una vez finalizada la nueva escuela del metal, entró el pionero, amo y Dios del metal, iniciador del formato “reality lastimoso”. El Ozzy. En dos horas de emocionante y nostálgico heavy metal repasó sus altos picos con su ex banda black sabath (eterna deuda: Perry mason) como Iron man, War pigs, y el brutal cierre de Paranoid. También realizó temas solista como baladas nuevas y viejas, hecho que demostró que los metaleros que toman nafta antes de ingresar y golpean al que sea distinto a ellos tambien tienen su costado romantico y sentimental, un descubrimiento que se equipara al de la penicilina.